El che Rodolfo y los alimentos esenciales
Mi hermanita menor se fue a vivir a Estados Unidos en 1976. Por razones familiares, se instaló en el área de Chicago, donde empezó por extrañar los inviernos cálidos y soleados de Buenos Aires. Y en materia de alimentación, con el mundo entero a su disposición en los supermercados de USA, muy pronto empezó a extrañar, sin embargo, comidas que no sabía -como no lo sabe la mayoría de los argentinos- que no son universales. Entonces descubrió al Che Rodolfo.
El Che Rodolfo fue un carnicero nacional que llevó la alegría de los cortes argentinos a Chicago. Hoy es su hijo el que sigue adelante con el negocio. Al principio El Mercado Food Mart fue solo una carnicería donde se podía comprar tira, vacío, colita de cuadril (¿Pero cómo? ¿Es que había otra manera de cortar vacas?) y otros cortes esenciales. También chorizos y hasta morcillas, que a los estadounidenses puros les causan horror. Hoy mismo, si se pide con tiempo, ¡se puede conseguir hasta chivito!
Pero el Che Rodolfo se dio cuenta enseguida de que, más allá del asado, había un universo de comidas que los argentinos amaban sin conciencia. Incluyó también especialidades para peruanos y brasileros. Pero solo para nosotros, trajo vainillas (los ladies fingers existen en USA, pero como especialidad en algunas panadería), fideos argentinos (en vez de los auténticos italianos, que allí se consiguen en cualquier supermercado), las golosinas preferidas de nuestros chicos. Los ingredientes necesarios para hacer nuestra famosa chocotorta. Y algo preciado y extraordinario: planchas de pan de miga envasadas al vacío, para nuestros amadísimos sandwiches de miga, sin los cuales no nos es fácil sobrevivir mucho tiempo.
Tal vez por envidia a la cultura tan propia de los países que tuvieron grandes civilizaciones precolombinas, por la sensación de despersonalización que nos trajeron las oleadas inmigratorias europeas, los argentinos estamos erróneamente convencidos de que no tenemos una fuerte identidad. Hay que salir al mundo y en especial, vivir en otra parte del mundo, para enterarse de todo lo que somos, queremos, necesitamos.
Si no fuera por el Che Rodolfo, cuántos argentos tendrían que haber soportado el exilio o la emigración sin alfajores, por ejemplo. Sin empanadas, que las siguen haciendo riquísimas en el Mercado Food Mart. Sin su marca preferida de aceite de girasol, de mayonesa. ¡Sin galletitas de agua, sin bizcochos de grasa, sin mate, sin dulce de leche! El mate, hoy, está de moda en USA, sobre todo en las universidades. Y el dulce de leche es fácil de conseguir. Pero el Che Rodolfo salvó a un par de generaciones del síndrome de abstinencia. Hoy hay empresas en Internet que proveen muchos de estos alimentos esenciales. Por ejemplo, las sopas en polvo, que siguen sin conseguirse en USA. Las tapas de empanadas y de tartas. ¡Los turrones de maní, el pan dulce de Navidad! En fin, la vida misma.
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