Día 155: Hacia un pacto sin impacto
“El Pacto de Mayo, que durante la apertura de sesiones legislativas parecía ser un anuncio refundacional y el hito más importante de la presidencia de Javier Milei, hoy a poco menos de dos semanas de su firma, parece debilitarse. Primero fue la “reducción” que padeció la Ley Bases en la negociación en Diputados, y hoy estamos frente a una ardua negociación con los senadores y gobernadores que pone en duda la sanción de la Ley antes del 25 de este mes”, indicó Jorge Fontevecchia en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) del lunes 13 de mayo de 2024.
Según Antonio Gramsci, los gobiernos logran llevar adelante sus planes y gobernar por consenso o coacción. Es decir, convencen a una mayoría social de que sus perspectivas y formas de ver el mundo son las correctas o infringen el miedo en la sociedad a fuerza de represión.
Naturalmente, los gobiernos que sólo reprimen, en algún momento se vuelven tan impopulares que terminan cayendo y los que solo convencen pueden ser víctimas de una oposición irreductible que boicotee sus planes de manera antidemocrática. Se debe encontrar un equilibrio para ejercer el poder con autoridad, pero lo más armoniosamente posible.
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Da la sensación de que el Gobierno de Javier Milei, en este momento, no logra consenso ni puede ejercer la coacción. Tras el triunfo de la media sanción en Diputados, el Gobierno espera nuevas modificaciones en Senadores de la Ley Bases, lo que hará que vuelva a la Cámara Baja. Esto diluye sus planes de tener lista la ley antes del 25 de mayo, tiempo en el que quiere hacer un acto en conjunto con parte de la oposición dialoguista y firmar un acuerdo que, según el mandatario, funcionaría como un nuevo pacto social.
Vamos a hacer un recorrido de las declaraciones que dio Milei cuando anunció esta iniciativa en la apertura del Congreso, probablemente su mejor discurso, y como se fueron posicionando los diferentes actores de la oposición. Podría decirse que fue la medida más exitosa del reciente Gobierno, porque le dio prácticamente tres meses de tranquilidad o expectativa política cuando tras el fracaso de la Ley Bases parecía que se quedaba sin aire.
“Quiero que depongamos nuestros intereses personales y nos encontremos para firmar un nuevo contrato social”, expresó el presidente en la apertura de las sesiones.
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La posición de los gobernadores
Quienes primero salieron a oponerse fueron el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y Ricardo Quintela de La Rioja.
Elgobernador de la provincia pidió, el mismo día, que “cuenten con nosotros para reuniones de trabajo y encuentros destinados a solucionar problemas, pero si se trata de encuentros para fotos y marketing, arranquen nomás si no llegamos”. Mientras que, en FM Milenium, Ricardo Quintela, aseguró que “varios gobernadores no nos vamos a someter” .
Por otro lado, el gobernador tucumano, Osvaldo Jaldo, fue el primero en alejarse de Unión por La Patria y tiene una postura más dialoguista con el Gobierno. Esto sucede porque los mandatarios provinciales del Interior tienen una dependencia muy importante del envío de coparticipación del Ejecutivo nacional y provoca todo tipo de acuerdo entre estos gobiernos provinciales y gestiones nacionales de otros colores políticos. Una postura similar tomó Raúl Jalil, gobernador de Catamarca, y manifestó que “es importante que la Ley Bases se apruebe en el Senado".
Contradictoriamente, hay gobernadores de Juntos por el Cambio que marcaron distancia con el Gobierno. Uno de ellos es Ignacio Torres, que en su momento, frente a las amenazas del Gobierno por la coparticipación, advirtió que dejaría sin gas al centro del país. “El mejor pacto federal es el que nace de las provincias”, manifestó el gobernador chubutense.
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Según todos los analistas, la ley está lejos de salir y el Gobierno que antes se mostraba completamente inflexible, está negociando cambios en la nueva ley ómnibus y hasta está pensando en el propio Pacto de Mayo. Desde un Gobierno intransigente, antipolítica, que le daba la espalda al Congreso que era, según nuestro Presidente, “un nido de ratas”, a un Gobierno dispuesto a sentarse a negociar, encontrar las mayorías y sumar voluntades. En fin, un gobierno de políticos dispuestos a hacer política.
Más allá de que sus ideas pueden no gustarnos, es una buena noticia que no se haya manifestado las derivas más autoritarias del Gobierno de Milei y busque ganar consensos a través de las propias instituciones democráticas.
El Diario La Nación informó que, con la voluntad de sumar a los radicales dialoguistas, el Gobierno plantearía dos modificaciones claves en el Pacto de Mayo.
Recordemos que actualmente se compone por la inviolabilidad de la propiedad privada; equilibrio fiscal; gasto público reducido al 25% del PIB; reforma tributaria que reduzca la presión impositiva; rediscutir la coparticipación Federal; compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales; reforma laboral; reforma previsional que vuelva a implantar la jubilación privada; reforma política estructural y apertura de comercio internacional para que la Argentina vuelva a ser un protagonista del mercado global.
Según esta nota, el punto nueve, de reforma política estructural, se eliminaría y se agregaría un “compromiso con la educación pública con acceso a todos los sectores sociales y de calidad”.
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¿Qué sentido tiene firmar el Pacto de Mayo sin la Ley Bases que le da ejecución a sus premisas? ¿Cómo se llega a este pacto desde los diferentes sectores? ¿A la población realmente le importa este acto o el Gobierno lo hace por otro motivo?
José Ignacio Moyano, analista político cordobés, señaló que “en Córdoba la situación previa al Pacto de Mayo es diversa. Con apatía al suceso en la gente de a pie, incertidumbre en torno al tedeum que tiene en vilo a la comunidad eclesiástica de Córdoba, y una realidad política a la espera de una firma de diez puntos sin contenidos. El balance es apático”. Analía Morales, periodista de Radio Suquía Córdoba, opina algo similar a Ignacio Moyano, y aseguró que “hoy no preocupa el Pacto de Mayo”.
Mientras tanto, Daniel Montoya, analista cordobés pero con una perspectiva nacional, señaló que “se pueden abrir tres escenarios”. “Por un lado, que el pacto se dilate y se convierta en un Pacto del Día de la Independencia en julio; el segundo escenario es que termine dándose, pero que termine siendo una foto lavada por la presión hacia la oposición y los gobernadores. Y la tercera posibilidad, es que el Gobierno se eche atrás y diluya todo desde la iniciativa del Poder Ejecutivo”.
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El Gobierno parece estar atrapado en una iniciativa que no le importa demasiado a la población que está atravesando penurias económicas y dificultades de su día a día, que no cuenta con el apoyo del sistema político y en la que tiene involucrado a todo su equipo. ¿Puede ser que el problema del oficialismo es que está ocupando todas sus energías en sostener un relato que pueda ayudarlo a gobernar?
Si el Gobierno decidió gobernar por ganar la hegemonía social y tener el consenso de la sociedad, ¿cuál es el límite del relato en esa hegemonía? ¿Cuánto puede aguantar una sociedad el hecho de vivir cada vez peor en pos de un relato que tiene poco correlato con mejoras en la vida real?
El kirchnerismo tuvo que enfrentar esta pregunta, con muchos mejores indicadores, y cuando dejó de dar resultados su modelo fue derrotado. ¿Estamos viendo un Gobierno con relato y sin modelo? ¿O el modelo Milei, por decirlo de alguna manera, es el del extractivismo como denuncian tanto Cristina Kirchner como Elisa Carrió?
Si es así, ¿cuánto falta para que las divisas que ingresen por esa vía, puedan sostener las cuentas macroeconómicas y generar empleo? Preguntas que Milei debe hacerse. Mientras tanto, vamos camino a un acto del 25 de mayo que traiga al Gobierno más problemas que soluciones.
MVB FM DC
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