La dolarización de Milei o el doble mercado del dólar de Cavallo, ¿qué llegará primero?
Daniel Fernández CanedoFoco EconómicoLa dolarización de Milei o el doble mercado del dólar de Cavallo, ¿qué llegará primero?
Massa mantiene el dólar oficial para evitar la híper, el ex ministro habla de un dólar comercial controlado y otro libre para las operaciones financieras. Y algunos economistas del libertario advierten que la dolarización llevará tiempo.
Domingo Cavallo expone su propuesta en el Malba durante el ciclo Democracia y Desarrollo.
Puede parecer historia, pero no es historia.
El aumento de 12,4% del índice del costo de vida en agosto alcanzó los dos dígitos por primera vez en más de 30 años y el es mayor registro mensual desde antes de la Convertibilidad, el 27% en febrero de 1991.
Los datos son de la Fundación Capital y dejan a la vista el nivel de estancamiento y retroceso que tiene la Argentina.
La aceleración del traslado a precios de la devaluación dispuesta por el ministro-candidato Sergio Massa el 14 de agosto se llevará en septiembre toda la ventaja competitiva que pudo generar sin lograr una mejora en un punto central: la brecha cambiaria sigue en 100% y anticipa la necesidad de una devaluación en un futuro no lejano.
Massa anunció el dólar oficial inmóvil hasta el 15 de noviembre en el intento de anclar los precios, principalmente, de los alimentos a la vez de agudizar el apretón del cepo para las importaciones.
La deuda de los importadores ya llega a los US$ 40.000 millones y se suma a los temas a resolver por la futura administración.
Sin dólares a precio oficial para pagar productos importados, y mucho menos para pagar dividendos o girar utilidades de las empresas, el cepo cambiario está demostrando un costado eficaz.
Su valor reside en evitar una híper, pero, a la vez, potencia la expectativa de un posible salto cambiario, gane quien gane, después de las elecciones presidenciales del 22 de octubre.
Si bien Javier Milei insiste en que en caso de ganar mandará al Congreso el proyecto de dolarización de la economía el primer día después de asumir, sus allegados comenzaron a mostrar matices.
El economista Carlos Rodríguez, por ejemplo, le bajó el precio a la propuesta de Emilio Ocampo (encargado del principal proyecto dolarizador del candidato libertario) diciendo: "es sólo un instrumento para que una vez hecho el ajuste fiscal y regulatorio se pueda dar un upside (recalificación) en los activos de deuda argentinos que permitan la operación. Eso llevará tiempo".
A Rodríguez le respondieron varios economistas en X (ex Tweeter) con un argumento promedio atendible: "Si tenés superávit fiscal, ¿para qué vas a dolarizar?"
En el diagnóstico mayoritario de los economistas la base para bajar la inflación está en lograr superávit fiscal, algo de lo que Sergio Massa está lejos y alejándose.
Massa ejerce un doble discurso en materia fiscal: por un lado licua ferozmente el gasto público al calor del salto de la inflación y, por otro, aplica el conocido "plan platita" b (vale recordar que el concepto lo acuñó el diputado Daniel Gollan) por el cual deja en claro que no tiene pensado cumplir con la meta de déficit (1,9% del PBI) acordada con el Fondo Monetario Internacional.
El ajuste fiscal es por motivos dolorosos: el 60% del gasto público está indexado a la inflación pasada y Massa con su plan de expansión del consumo intenta ahora compensar el salto del costo de vida de 12,4% de agosto y el 11,1% previsto por Marina Dal Poggetto para septiembre.
La caída del poder de compra de los ingresos es potente y los anuncios de mejora más palpables (descuento del IVA en la canasta familiar pagando con tarjeta de débito) recién arrancan.
Las cinco semanas previas a las elecciones se presentan con mejoras para el bolsillo de la gente en base a aumento del gasto público y reducción de la recaudación. "Nadie vota a favor de un ajuste fiscal" destacan los allegados más eufóricos al candidato oficialista.
Pero el proceso de cobertura cambiaria se presenta como un denominador común más allá de la sugerencia de Massa de que no vayan a comprar dólares con la recomposición de los ingresos.
El nivel del dólar de la semana posterior a las elecciones es una incógnita con muchos matices y sub preguntas: ¿dónde irá si gana Milei en primera vuelta?, ¿y si hay segunda vuelta con Massa?, ¿y si el balotaje es con Patricia Bullrich?
Más allá del resultado es atendible pensar que el dólar oficial de $ 350 tiene las semanas contadas pero que tendría chances de continuidad si Massa entra en la contienda.
Carlos Melconian, ministro de Economía en caso de que Bullrich llegue a la presidencia, pronosticó que un dólar posible para el próximo gobierno se ubicaría en torno a $ 550, a mitad de camino en el oficial y los dólares libres de la actualidad.
Milei ya dijo que el dólar de dolarización será el que disponga el mercado y que surja de la oferta y la demanda pero todos tienen un pronóstico común.
Ni los candidatos ni sus referentes económicos aspiran a levantar el cepo de una vez. Ninguno aspira a arrancar el gobierno con una híper.
En los últimos días la música cambiaria que se viene escuchando se acerca a la propuesta del ex ministro Domingo Cavallo que consiste en la utilizada estrategia de desdoblar el mercado cambiario en el intento de evitar otra hiperinflación.
La propuesta de Cavallo de mantener un dólar controlado para las operaciones comerciales y otro financiero libre para las finanzas y los servicios va acercando posiciones.
En una economía con un Banco Central con reservas negativas (terminarían en menos US$ 5.000 millones) y un stock de letras de liquidez (leliqs) de $20 billones, que es una fuente imparable de emisión monetaria, las presiones sólo van en aumento.
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