Hamas demoró la liberación de la segunda tanda de rehenes argumentando que no se cumplen los requisitos de la tregua. Se trata de una complicación que revelaría otros trasfondos. El grupo fundamentalista alude a una supuesta ausencia de asistencia humanitaria al norte de Gaza que se habría convenido.
Pero el punto más importante del reproche parece relacionarse con la calidad de los presos que se están canjeado por los cautivos que el grupo terrorista secuestró en el asalto del 7 de octubre pasado.
Las Naciones Unidas, que han tenido una línea crítica contra Israel por el carácter arrasador del ataque al territorio, señalaron en las últimas horas que la ayuda había llegado ayer al norte de Gaza por primera vez en un mes. Añadieron que el viernes ingresaron en Gaza 137 camiones en total. La Media Luna Roja Palestina cifra en 196 el número de camiones que cruzan Rafah, la entrada a la Franja desde Egipto.
Este sábado, el Coordinador de Actividades Gubernamentales en los Territorios de Israel (COGAT) dijo que la ONU estaba enviando más de 50 camiones con ayuda humanitaria (alimentos, agua, refugio y suministros médicos) al norte de la Franja de Gaza y a refugios que aún no habían sido evacuados.
Sin embargo, un dirigente del grupo fundamentalista le dijo a la BBC que Israel permitió que sólo tres camiones de 100 llegaran al norte de Gaza. Agregó que otra violación del pacto consistió en el vuelo de drones sobre el sur de Gaza.
Una mesa con sillas y platos vacíos, a la espera de novedades sobre los secuestrados por Hamas, este viernes en Tel Aviv. Foto: REUTERS
La disputa por la liberación de los presos palestinos
Lo cierto es que Hamas, cuya gestión en el poder del enclave nunca se concentró en la situación de los civiles gazatíes, lo que demanda centralmente es que el canje por los rehenes incluya a los detenidos más antiguos en las cárceles israelíes.
Los presidiarios que han sido liberados hasta ahora son en su mayoría mujeres y adolescentes, todos habitualmente acusados de “terrorismo”, una marca que la justicia israelí utiliza con frecuencia, pero en verdad son señalados por delitos menores, intentos de ataques espontáneos a las fuerzas de seguridad o simplemente lanzar piedras a los soldados.
El reclamo por “la mayor antigüedad” en prisión intenta obtener figuras de mayor relieve. Recordar que, en 2022, cuando se logró la devolución del soldado Gilad Shalit, prisionero de los fundamentalistas durante 5 años, se intercambiaron 1.027 presos por ese único hombre. Entre aquellos liberados había 300 condenados a cadena perpetua, en particular, Yahya Sinwar, el actual líder de Hamas y supuesto organizador del ataque alucinado del 7 de octubre.
El viernes, uno de los ex líderes de Hamas y fundador del movimiento, Ismail Haniyeh, refugiado en Qatar, intentó describir la operación de canje como una victoria de la organización, pero el argumento resultaba poco sólido.
Es presumible que estas protestas revelen la existencia de una sorda pero fuerte interna entre los dirigentes en el exterior del grupo fundamentalista y los que aún permanecen en la Franja respecto a los resultados del convenio en el cual tuvo un papel central Estados Unidos y que se pactó con la mediación de Qatar.
No es casual en ese sentido que sea el brazo armado de la organización, el más radical y fundamentalista, el que anunció la suspensión de una negociación que posiblemente nunca aceptó totalmente.
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