Javier Milei, ante una transición que se enrarece rápidamente
El semblante de la transición política entre el gobierno de Alberto Fernández y del presidente electo Javier Milei no parece ser el mismo que el de los días inmediatos posteriores a la victoria del dirigente de La Libertad Avanza. La formalidad pudo haber inducido a un engaño: el encuentro de los presidentes en Olivos y la cumbre en el Senado de Cristina Fernández con su sucesora, Victoria Villarruel, reflejaron un músculo que indujo a suponer que la normalidad estaba asegurada.
Las primeras dificultades, sin embargo, estarían empezando a aflorar. Una de ellas, central, tiene relación con la nueva metamorfosis que sufre la administración de Unión por la Patria. Quien hasta hace diez días ofició de ministro-candidato y mandamás virtual pasó a la clandestinidad desde la derrota.
Sergio Massa, de él se trata, cedió la transición económica a su equipo. Retornó de manera sorpresiva Alberto, con figuración y declaraciones públicas. Habían sido erradicadas en campaña. Por inconvenientes y molestas. Hizo confesiones insólitas. Hasta se ofuscó con la posibilidad de que su amigo, Daniel Scioli, permanezca un tiempo como embajador en Brasil para colaborar con Javier Milei. Supone que el libertario no sería un terrestre.
Para rellenar aquel vacío dejado por Massa, resurgió también Cristina. Aferrada a su agenda. Después que la Cámara de Casación resolvió anular el sobreseimiento dictado por el juez Sebastián Casanello en la causa de la ruta del dinero K, la vicepresidenta enfiló contra Mauricio Macri. El ingeniero fue protagonista de dos episodios judiciales. La Cámara de Casación Penal dictó su sobreseimiento en la causa que investigó si fueron espiados los familiares de las víctima del submarino ARA San Juan, hundido en 2017. Casi en simultáneo, la jueza Alejandra Abrevaya anuló las elecciones del próximo domingo en Boca Juniors. En las cuales el ex presidente conjetura destronar a Juan Román Riquelme. El ídolo. “Pensar que todavía en la Argentina hay gente que habla sobre la independencia del Poder Judicial y no se les cae la cara”, rezongó la dama.
Fue el primer comentario de contenido político que realizó Cristina desde las semanas anteriores a las PASO de agosto. Resignificó, en efecto, la marcada ausencia de Massa. Abrió interrogantes sobre su conducta si es que el ingeniero, finalmente, se convierte en columna del armado político de Milei. Ha sido un eficaz transportador de votos después de aquel pacto de Acasusso. Existen demasiadas fricciones en el PRO como para imaginarlo en un futuro papel determinante. Luis Caputo, hombre clave del área económica de Milei, no llegó por influencia del ingeniero. Patricia Bullrich estaría en Seguridad, pese a los resquemores de quien, alguna vez, supo arroparla.
Esas escaramuzas políticas prometerían entorpecer el armado de la gobernabilidad que persigue Milei. Se suman a otra cuestión vertebral de la cual Massa se desentendió: la caja del Estado. La existencia de los fondos mínimos imprescindibles para cubrir las demandas sociales. Acostumbran a tener otra dimensión cada fin de año.
Massa resolvió en plena campaña, hacia finales de septiembre, la derogación de varios tributos (cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias) que afectaron la masa coparticipable de las provincias. Fue una medida proselitista que plantea ahora un dilema enorme para Milei. Son muchos los gobernadores, peronistas y no peronistas, que están poniendo en duda la posibilidad del pago del aguinaldo. Se hará efectivo después de la asunción del Presidente electo.
Uno de los mandatarios que lo planteó con vehemencia fue Ignacio Torres, senador del PRO, en Chubut. Habló de una irresponsabilidad del ministro de Economía. Reclamó, como lo hacen sus colegas de Juntos por el Cambio, que Alberto reponga tal faltante de dinero mediante la sanción de un DNU.
Guillermo Francos, el ministro del Interior, escuchó a coro esa queja en el encuentro que mantuvo con los gobernadores opositores de Juntos. No fue lo único ni lo peor que se llevó el ex representante ante el BID. Fueron varios los dirigentes, encabezados por Rogelio Frigerio, de Entre Ríos, y el mismo Torres, que pusieron reparos insalvables a cualquier posibilidad de un cogobierno con La Libertad Avanza. Pareció existir algo de retroceso en la declaración que aquellos diez dirigentes habían hecho en su primera reunión. Manifestaron entonces voluntad de apoyo, aunque sin incondicionalidad. La gobernabilidad continúa siendo una incertidumbre para Milei.
El conflicto no atañe únicamente a los opositores de ahora. El peronista de La Rioja, Ricardo Quintela, habló de las supuestas dificultades para pagar salarios. Alertó sobre presuntos despidos de trabajadores en su provincia por la suspensión de la obra pública comunicada por Milei. El gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, prefirió eludir estridencias: empezó por realizar un achicamiento de la estructura de su gobernación.
El drama mayor lo estaría encarando Axel Kicillof. El gobernador de Buenos Aires deslizó su inquietud en la reunión que mantuvo con Francos. El futuro ministro del Interior intentó tranquilizarlo. Sin soluciones concretas. Axel está abordando en la Legislatura Bonaerense la posibilidad de un endeudamiento que sea avalado por la oposición. Unos U$S120 millones de dólares. El PRO, la UCR y la Libertad Avanza no observan plafón para un acompañamiento.
Milei concluyó su vertiginosa gira por Estados Unidos que le habría servido para hacerse conocer y consolidar los primeros contactos. Incluso con la administración de Joe Biden. Logró dialogar con el principal asesor del líder demócrata, Jake Sullivan. Además, acompañado por “Toto”Caputo se encargó de analizar la factibilidad de desactivar las Leliqs. Supone que constituiría el primer gran paso de gobierno. Pretendería complementarlo con un paquete de reformas del Estado que deberá ingresar, con certeza, en el laberinto del Congreso.
Todo eso permanece por el momento en el horizonte. El presente radica en que no salga de control, anticipadamente, la herencia que a Milei le dejaron los Fernández y Massa. Sueldos y aguinaldos. Pago de planes que han comenzado a requerir los movimientos sociales. Los piqueteros de la izquierda ganaron la calle dos veces, entre la semana pasada y ésta. Retornaron los micros, las mujeres con niños y personas que ni siquiera saben para qué son trasladadas hasta Desarrollo Social. También volvió la ausencia policial. Fotos conocidas pero extrañas a diez días del batacazo electoral de Milei. De una transición también sobre la cual parece hacerse demasiada alharaca.
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