Sabemos cuándo empieza un genocidio, pero es difícil precisar cuándo termina
En septiembre de 2022 la imagen del cuerpo mutilado y abusado de una mujer circuló por las redes sociales. Ella murió combatiendo contra la invasión de su país. El nombre de esa mujer era Susanna Margaryan, el país que defendía: Armenia. El país vecino a Armenia -Azerbaiyán- atacó y logro ocupar territorios.
En 2022, el conflicto en Ucrania todavía estaba en los titulares de la prensa, y al mismo tiempo se desplegaba una crisis humanitaria invisible para el mundo, 120.000 armenios de Artsaj (o Nagorno Kharabaj) sufrían un bloqueo por parte de Azerbaiyán. Esa crisis tuvo el antecedente de una guerra que tuvo escasa atención durante 2020 -en plena pandemia- entre la población armenia de Artsaj y Azerbaiyán.
La guerra de 2020 abrió un ciclo de inestabilidad global que, desde el Cáucaso hasta Ucrania y atravesando el Medio Oriente sacude la fragilidad del mundo post pandemia. La crisis humanitaria y la limpieza étnica de la población armenia en Artsaj muestra los desafíos de los organismos internacionales para prevenir estos crímenes.
Al mismo tiempo, y a cuarenta años del retorno de la democracia, esta crisis humanitaria muestra el papel de Argentina y en particular la labor del fiscal Luis Moreno Ocampo en la búsqueda de justicia ante los nuevos crímenes contra la población armenia.
Luego de la guerra de 2020, 120.000 armenios en Artsaj empezaron a sufrir una política de Azerbaiyán que buscaba su expulsión. Así, desde fines del año pasado Azerbaiyán bloqueó ese territorio durante diez meses y dejó casi sin alimentos, medicinas, electricidad y combustible a los armenios. Armenia denunció estas acciones ante el tribunal Europeo de Derechos Humanos y en la Corte internacional de Justicia (CIJ).
Una figura se volvió central en las denuncias en foros internacionales condenando estas políticas genocidas: Luis Moreno Ocampo. A pesar de las condenas por parte de ONU, de la CIJ y Estados Unidos, en septiembre de este año Azerbaiyán, con el apoyo tácito de Moscú, atacó a los habitantes de Artsaj. La casi totalidad de los armenios huyeron en medio de la violencia. La limpieza étnica estaba completa.
En 2020 el líder de Azerbaiyán, Aliyev, había afirmado que: “expulsaría a los armenios como perros.” Su aliado turco Erdogan proclamó ese año: “Continuaremos cumpliendo esta misión que nuestros abuelos han realizado durante siglos en la región del Cáucaso.”
Las palabras aluden al Genocidio Armenio de 1915. Este año publiqué mi libro "Genocidio y Resistencia la destrucción de los armenios por el Imperio Otomano y la búsqueda de justicia (1915-1923)" (Eudeba) con el deseo de acercar al lector una reconstrucción histórica del exterminio de 1915. El libro estudia la definición de genocidio y su historia en el siglo XX.
Sabemos cuándo empieza un genocidio, pero es difícil precisar cuando termina. Las contribuciones de Argentina para el reconocimiento del Genocidio de 1915 tienen un correlato actual con la condena a los crímenes contra la población armenia y la búsqueda de justicia.
Juan Pablo Artinian es Doctor en Historia por la State University of New York, Profesor en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Torcuato Di Tella.
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