Carbono, energía y agregado de valor en Santiago del Estero: un emprendedor busca las especies más eficientes para hacer biomasa
Carbono, energía y agregado de valor en Santiago del Estero: un emprendedor busca las especies más eficientes para hacer biomasa
Pablo López Anido es un reconocido productor que impulsó la producción agrícola en el norte del país, más precisamente, en Santiago del Estero, en la zona de bandera. Incansable en el objetivo de mejorar la forma de producir, ahora profundiza su meta y trabaja en producciones que aporten altos volúmenes de biomasa para uso energético, captura de carbono y mejora de la salud de los suelos.
"Soy Ingeniero Agrónomo, básicamente productor y asesor de empresas, y mi historia en el Norte se inicia hace más de 30 años, cuando luego de recibirme en Rosario y me fui a trabajar a la zona de producción de granos el este de Tucumán, cerca del límite con Santiago del Estero. Y en el año 1996 me trasladé para Bandera, donde estoy ahora, más en el sud este de la misma provincia”, se presentó López Anido.
Nació en la ciudad de Rosario, y hace unos 30 años tiene vínculos con la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid). Fue el que formó el primer programa de malezas resistentes porque tuvo muchos problemas con las malezas, y a raíz de ello, en el 2012 formó la Chacra Bandera en la que empezaron a trabajar los cultivos de servicio.
"En realidad ya había tenido problemas con resistencias a herbicidas inhibidores de ALS en Tucumán y además en el 2003, hice la denuncia de Alepo resistente y formé parte de la comisión nacional de plagas resistentes y de la creación del programa de malezas resistentes. También fui el director de Aapresid durante más de 10 años, entidad en la que fui miembro de su comisión directiva”, señaló.
Según explicó, la zona de Bandera, aparte de la soja y el maíz, es bastante triguera y tal es así que en algún momento hicimos muy buenos trigos, pero ocurre que estos dos últimos años fueron secos, y por ello si bien se hizo trigo no fue tan importante como en el pasado. También hacemos algodón, girasol, y ocasionalmente garbanzo y poroto Mung.
Produce sobre unas 3.500 hectáreas de las cuales el 20% es campo propio y el 80% campo alquilado. Además, hace algún asesoramiento, pero básicamente se dedica a la producción. Y soy productor integral en el sentido que tengo toda la maquinaria propia, tales como sembradoras, tractores, cosechadora, máquinas pulverizadoras tradicionales, pulverizadoras para aplicaciones dirigidas de herbicidas y también camiones para el transporte de la cosecha.
Bioenergía y biocombustibles
“Me atrae desde hace mucho tiempo el tema de generación de bioenergía y biocombustibles” e hizo referencia a emprendimientos existentes como Bioeléctrica en Río Cuarto, y otros como el de Pergamino de generación de bioenergía, que no prosperó, y que era a partir de silaje de maíz, es decir todo consistía en sembrar maíz, hacerlo silo y desde esa biomasa hacer energía”.
Enseguida comparó: “En esta zona tenemos un período vegetativo mucho más largo que en Río Cuarto o en Pergamino, con más días con calor y menos días con heladas y en ciertos lugares de Banderas, tenemos napa sin salinidad. Por ello me parecía más lógico comenzar un proyecto de bioenergía con una planta perenne, como la caña de azúcar que no hay que sembrarla todos los años, que una vez implantada puede producir durante 4 o 5 años”.
Además, la caña es una especie que cumple el ciclo de Carbono 4 – es más eficiente en la fijación de dióxido de carbono– con la ventaja sobre pasturas como es el pasto elefante -otra C4- , porque la caña tiene mucha más historia de mejoramiento genético al igual que el maíz, por lo cual ofrece más variedades para elegir con una productividad mucho mayor. “Por ello siempre me pareció que el día que se pudiera generar energía debía ser a partir de la caña y de esa manera íbamos a tener todas esas ventajas”, sostuvo.
El desarrollo de la caña de azúcar como fuente de bioenergía esta limitado en esta zona debido a la falta de infraestructura e información lo cual impide desarrollar mucho mejor esta actividad. “Es notoria la diferencia con Tucumán, donde el cultivo es más conocido y existe un gran desarrollo. Tal es así que el germoplasma que aplicamos en nuestra plantación es originario de EEA INTA Famaillá provisto por su director Roberto Alfredo Sopena, y el equipo del Ing. Agr. Arturo Felipe, técnico del grupo caña de azúcar del mismo INTA", indicó.
"Por ello, el año pasado hice una experiencia exploratoria para ver cómo produce la caña de azúcar y el Eucaliptus -con un ensayo con Inta midiendo alguna tasa de crecimiento– en la zona de Bandera. Mi hipótesis es que podría ser una alternativa para la generación de biomasa con destino a bioenergía a partir desu silaje húmedo. Me interesan especies perennes porque buscan el agua más allá de los dos metros con sus raíces lo cual permite aprovechar la napa de buena calidad”, agregó.
López Anido sostiene que con sus experiencias busca “alternativas de diversificación que le permitan sumar a los modelos productivos y cultivos que predominan en la zona de Bandera”, como la soja y el maíz. Para ello pensé en el eucaliptus y en la caña de azúcar, que fabrican volúmenes de biomasa elevados como para emplearlos en la generación de energía y mejorar de la salud del suelo”.
Desde el eucalipto
El eucaliptus tiene mucho mejoramiento genético y en esa zona se da muy bien, y como la caña, con sus profundas raíces puede tomar el agua de mucho más allá de los dos metros de profundidad. Por su potencial de brindar energía y su rápido o crecimiento, en dos años puede alcanzar los 5 m de altura, es una de las especies preferidas al igual que los sauces y álamos.
Por otro lado, señala, que esa zona como en todo el sud este de Santiago del Estero se sacó mucho monte, y ello genera un desequilibrio de balances hídricos que se evidencia en el ascenso de la napa, lo cual se ha hecho muy notorio en los últimos años.
Fundamentando su idea explica que “si bien durante el reciente período seco la napa bajó, en general, no hay una regulación muy buena de esos ciclos ya que cuando llueve mucho, enseguida sube nuevamente. Así fue que en el 2018 nos quedamos sin piso -por el ascenso de las napas–, lo cual fue un gran problema. Por ello creo que plantaciones de eucaliptus pueden hacer lo que hacía el monte original al regular el problema”.
“Si se desmonta más monte hacia el oeste”, sostiene Anido “las napas seguirán ascendiendo, de manera que en nuestra zona llegarán a nivel del piso (a la superficie), porque estamos en una zona más baja. Por ello me parece que la idea cierra por todos lados. El año pasado ya se hacían plantaciones de Eucalipto por una cuestión ornamental e hice un montecito cerca de donde vivo, y y con la Ing. Ana Maria Lupi del INTA, decidimos hacer un ensayo bien armado de unas 3 hectáreas con una idea de hacer biomasa y a unos 700 m aproveché e hice un cuadro de caña de caña de azúcar”.
"En realidad, hice las dos plantaciones -caña y eucaliptus- en el peor año porque fue extremadamente seco, y así todo, los resultados fueron buenos. La caña vino bien para ser su primer año y el eucalipto también mostró un desarrollo con una tasa de crecimiento similar a la de la Mesopotamia, que es su zona productiva por excelencia".
¿Cuál es más eficiente?
La caña de azúcar tiene una fotosíntesis más eficiente que el eucalipto, pero con un período de mayo a agosto sin producción, que es de reposo por las heladas. En cambio, los eucaliptos fotosintetizan todo el año. Entonces la pregunta que me hago es ¿cuál de las dos es más eficiente? Y en realidad por mi experiencia de toda la vida dedicada a la producción agropecuaria me indica que, si no me saco esta duda, nadie lo hará por mí. Luego de esta etapa si algún empresario o empresa toma la decisión de construir valor de una u otra manera, bienvenido sea, dice Pablo López Anido para cerrar.
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