Ni una menos, y ni un día de silencio más

Primero vino el horror, las imágenes, la desolación. Poco después la tristeza y el shock. Cuando realmente todo cayó, la idea, la sensación de seguridad en el lugar donde se podía estar segura, vino el silencio. Un silencio ensordecedor, de esos que te despiertan de noche con pesadillas cuando sentís que no podés gritar, que no te sale la voz.

Ahí empecé a gritar, ahí me llegó también la bronca y la indignación. El proceso de duelo sigue. Y es el tiempo de la acción. No me van a ver callada, no me van a silenciar, a cada uno de tus silencios te respondo con la voz más alta que tengo en nombre de cada una de las que hoy no pueden hablar.

¡No estoy sola, no estás sola! Las banderas que siempre levanté, las que me trajeron hasta acá, la de la justica, la igualdad y la equidad, siguen siendo mías. Aprendí a ver más allá de las etiquetas. Los ojos de otras mujeres que no encuentran sus espacios ya ganados y que tenemos que reconstruirnos desde este nuevo lugar.

Ese sentimiento de abandono por organizaciones, colectivos e incluso amigas, la incomodidad de tener que buscar mil veces si dijeron algo o no, si tenemos que agruparnos en un ghetto de mujeres judías feministas o si realmente es #Niunamenos para todas.

Repetir el “hermana te creo” no es sólo para algunas, es para todas. Así estés en Ucrania, Irán, Argentina, o Israel. Mas allá del silencio, acá se juega la credibilidad de un movimiento colectivo, son logros enormes conseguidos a través de la historia.

Por lo menos en la Argentina tenemos mujeres que lucharon desde antes de la revolución de mayo. Se consiguieron muchos derechos que hasta hoy se siguen defendiendo. En el mundo también, lamentablemente en épocas de crisis, de caos, todos sufrimos, pero la saña con la que se tortura a la mujer tiene otra connotación, la violación es una forma de tortura y crimen de guerra.

Hoy espero que quienes permanecen en silencio hablen, sigo teniendo esa esperanza. Llegarán más tarde, sí, pero estaremos esperando. Es crucial que quienes han permanecido en silencio hasta ahora levanten su voz, que las organizaciones de la sociedad civil, las entidades intergubernamentales y todos los actores relevantes revisen sus políticas y actitudes frente a estas crisis. La indiferencia y la inacción son cómplices de las atrocidades que buscamos combatir.

Por mi parte, la lucha es más fuerte, creo fervientemente que el feminismo es con todas, que a más silencio más fuerte será mi voz.

Nuestra voz será más fuerte ante cada intento de silenciarnos, nuestro trabajo en red más intenso hasta que cada víctima de la violencia y la opresión encuentre justicia y paz, hasta que cada uno/a de los rehenes estén en casa.

Es con ellas: Liri Albag, Noa Argamani, Karina Ariev, Agam Berger, Shiri Bibas, Amit Buskila, Emily Damari, Carmel Gat, Daniela Gilboa, Maya Goren, Romi Gonen, Inbar Heiman, Ofra Keidar, Naama Levy, Shani Louk, Doron Steinbrecher, Arbel Yehoud, Eden Yerushalmi.

8 de marzo de 2024, 5 meses y un día desde la mayor masacre de judíos desde la segunda guerra mundial.

#Niunamenos es más que un lema; es una declaración de intenciones, un compromiso firme con la justicia y la equidad. Es la voz colectiva de las que ya no pueden hablar y el eco resonante de la lucha continua. En este día, y en todos los que siguen, nos levantamos juntas, inquebrantables, decididas a cambiar el curso de nuestra historia.

Gabriela Goldberg es miembro del Congreso Judío Latinoamericano.

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