El método Milei, los sistemas complejos y el principio Pancho Ibáñez: «todo tiene que ver con todo»

El método Milei, los sistemas complejos y el principio Pancho Ibáñez: “todo tiene que ver con todo”

Semanas atrás el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, compareció ante el Congreso de Estados Unidos para hablar sobre la marcha de la política antiinflacionaria. Estados Unidos viene de experimentar la mayor tasa de inflación en 40 años cuando llegó a casi 10% a la salida de la pandemia y Powell subió la tasa de interés al ritmo más rápido precisamente en 40 años. Ahora la inflación bajó —el martes pasado salió el dato de febrero, fue 3,2%— pero resulta todavía más alta que la esperada y con ello se esfuman las chances de que esta semana la Fed, cuando se reúna, anuncie su disminución como el mercado descontaba en diciembre. Todo indica que se deberá esperar y no se sabe bien cuánto, porque si algo se desprende de los discursos de Powell es que los economistas de la Reserva ven, revisan y monitorean cada vez más datos para tomar una decisión. Hasta el cambio climático.

“Los seguros de varios tipos, seguros de vivienda, pero también seguros de automóviles y cosas así, han sido una fuente importante de inflación en los últimos años”, dijo Powell para explicar el aumento de los precios. Según los datos publicados esta semana por la oficina de Estadísticas Laborales que elabora el índice precios al consumidor en EE.UU., los seguros de autos aumentaron 20,6% en un año. Sí, leyó bien: 20,6%.

Ahora, según los expertos, los factores que impulsan el encarecimiento de los seguros son el cambio climático y de las piezas de automóviles dijo esta semana Bankrate.

Powell fue claro. Con subir la tasa de interés no alcanza para bajar la inflación y da a entender que cuando los economistas pensaban que habían entendido un fenómeno del todo, quizá no es así y haya complejidades nuevas. ¿Qué tiene que ver la inflación con el clima?

Es la PanchoIbañización de la economía, diría el periodista, economista y autor Sebastián Campanario (y competidor de esta columna los domingos en La Nación). Pancho Ibáñez, conductor de la TV en los ochenta y los noventa de El deporte & el hombre y Tiempo de siembra, decía “todo tiene que ver con todo” para referirse a que efectivamente hay una interrelación entre factores. “Y cada vez más”, explica Campanario, que en la última década fue desplazando su expertise de la economía del comportamiento hacia la innovación, la creatividad al bienestar en la adultez y vejez, y ahora acaba de salir con su nuevo libro Proxi +50: 50 ideas para tus próximos 50 años, en donde se refiere a estos fenómenos de sistemas complejos.

“Es toda una disciplina de los sesenta, primero en física y matemáticas luego en biología y ciencias sociales, que implica ver la realidad como una serie de nodos conectados entre sí: la sociedad, los mercados, el cuerpo humano” dice sobre el principio Pancho Ibañez. “El mundo de hoy es más complejo que el de hace un década por distintas tecnologías que relacionan todo, como Internet y blockchain, con lo cual son más probables los eventos improbables: un verano con calor récord por cambio climático, inflación y ovnis.

La interacción mayor y la incertidumbre provocó, explica Campanario en su libro, que en las últimas décadas aumentara significativamente la edad promedio de los CEO de empresas, ganadores de Premios Nobel y presidentes de países.

Ser viejo no es no tener futuro sino tener más posibilidades de conocer detalles y acomodar contextos para decidir mejor.

De esto último también habla un libro reciente sobre economía de comportamiento, de los economistas Nicolás Ajzenman y Florencia López Boo, La ciencia de los detalles: herramientas simples para mejorar tu comportamiento y el de la sociedad. Los autores presentan ‘La arquitectura de la decisión’, esto es, cómo “pequeños factores contextuales pueden tener un efecto relevante y efectivo en decisiones micro. Incluso para Ajzenman y Boo, estas políticas nudge a veces evitan la necesidad de implementar reformas estructurales más de fondo que son costosas. Dar pequeños pasos.

Todo esto lleva a otra reflexión. Si las complejidades, las interrelaciones y las terminaciones nerviosas de una sociedad y economía son mayores que antes, ¿será el mejor camino para hacer reformas estructurales como las que por ejemplo debate la dirigencia política argentina este verano, en acotar y cerrar los proceso de toma de decisiones? ¿o se trata de una simplificación? La democracia, en definitiva, puede entenderse como un sistema complejo de toma de decisiones. Quizá para bajar la inflación no alcance con un DNU o una ley sino entender también otros fenómenos que los economistas tal vez pierdan de vista. Como el cambio climático.

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