Dengue, viaje al interior de la epidemia

El dengue es una infección viral que se contrae a través de la picadura del mosquito hembra Aedes aegypti. No se transmite entre personas, sino que se necesita que un mosquito se infecte al picar a una persona, para luego transmitirlo a otra cuando vuelve a picar. Una primera infección con uno de los cuatro serotipos del virus del dengue protege contra el mismo serotipo y genotipo viral. De otro modo, una segunda infección por otro serotipo, o el mismo serotipo con alguna variación genética, puede elevar el riesgo de padecer una forma grave de la enfermedad (antes conocida como hemorrágica). Esa complicación puede ser fatal sin la consulta a tiempo de parte del paciente y la identificación adecuada de la etapa en que se encuentra la infección. En la mayoría de los casos, la recuperación es sin secuelas. Pero conocer cómo actúa el virus del dengue en el organismo una vez dentro del cuerpo ayuda a comprender mejor una enfermedad con la que especialistas y autoridades sanitarias anticipan que habrá que aprender a convivir todos los años.

foto AML
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El virus ingresa al organismo

El dengue es transmitido a través de la picadura del Aedes aegypti: una de las especies de mosquitos. Se la puede reconocer fácilmente por sus manchas blancas en el abdomen, tórax y patas.

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Serotipos

El virus pertenece a la familia Flaviviridae y existen cuatro cepas o serotipos. En la epidemia en curso, hay una alta circulación de DEN-2, que es más agresivo que el resto de los serotipos. También hay alta circulación de DEN-1 y en menor medida de DEN-3.

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Se activa el sistema inmune

Al ingresar al organismo, el virus infecta primero a las células inmunes que se encuentran en la piel, en especial a las células dendríticas. Esto activa el sistema inmunológico al alertar a los monocitos y a los macrófagos, glóbulos blancos que se encuentran en la sangre.

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El virus se replica

El virus infecta a los monocitos y los macrófagos ―que normalmente ingieren y destruyen a los patógenos externos. Al ingresar a ellos, los utiliza para producir copias de sí mismo, que vuelven al torrente sanguíneo y poder continuar, así, el ciclo de infección.

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La lucha contra el virus

A medida que avanza la infección, se activan defensas adicionales y las células liberan citoquinas para que otras células inmunológicas identifiquen la presencia del virus: los linfocitos B producen anticuerpos que reconocen y neutralizan el virus en la sangre mientras que las células T matan a las células infectadas.

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Fin de la infección

En la mayoría de los casos, a los seis o siete días el sistema inmunológico elimina al virus del organismo y el paciente se recupera. Sin embargo, hay un período crítico de uno o dos días posteriores a cuando baja la fiebre en donde pueden aparecer complicaciones en el paciente.

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EVOLUCIÓN HACIA UN CUADRO GRAVE

Aunque no es muy frecuente, los pacientes pueden evolucionar hacia un cuadro más severo. Estos casos están ligados a la exagerada respuesta inmunológica del organismo en la etapa febril.

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Daño en los vasos sanguíneos

Una alta carga viral durante la etapa febril puede derivar en una respuesta inflamatoria descontrolada y provocar un daño a las paredes de los vasos sanguíneos. Esto se traduce en erupciones en la piel, hematomas y sangrados externos. Las plaquetas, células que se encuentran en la sangre, actúan para reparar los daños.

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Baja el nivel de plaquetas

El virus también actúa sobre el hígado y la médula ósea, lo que disminuye la generación de plaquetas. Frente a múltiples lesiones de los vasos sanguíneos, las plaquetas pueden verse excedidas y desgastarse, lo que ocasiona la salida de más fluidos hacia el espacio extravascular.

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El paciente entra en shock

Debido a la pérdida de fluidos y a la poca capacidad de las plaquetas para reparar los vasos, el corazón es incapaz de bombear suficiente sangre a los órganos del cuerpo. Esto se llama shock hipovolémico y por esta razón muchos órganos comienzan a fallar, lo que puede derivar en la muerte del paciente.

El ciclo de contagio

La responsabilidad ciudadana y estatal, en sus distintos niveles, es clave para frenar las infecciones transmitidas por mosquitos. El Aedes aegypti –vector de los virus de dengue, fiebre chikungunya, zika y fiebre amarilla– es de hábitos domiciliarios y peridomiciliarios, por lo que sus crías se desarrollan en elementos o lugares con agua en interiores de viviendas, depósitos al aire libre y espacio público (fuentes, floreros, barriles en obras, agujeros en árboles, entre otros). Vuela en un radio limitado -la extensión aproximada de una manzana urbana-, por eso el control de foco cuando aparece un caso se hace en el domicilio, la manzana y las cuatro cuadras que la rodean. Eliminar o evitar que esos lugares –potenciales criaderos– sigan acumulando agua es el mejor método para controlar la aparición de más vectores. Cualquier elemento, lugar u objeto capaz de acumular agua puede convertirse en un criadero. La fumigación aplicada en horarios (el momento de más actividad del mosquito es durante el amanecer y el atardecer), con los insecticidas y los métodos adecuados, sirve para eliminar a los mosquitos adultos. No es efectiva para destruir los huevos ni las larvas que pueden quedar infectadas con el virus.

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El mosquito se infecta

Cuando un mosquito sano hembra pica a una persona infectada se convierte en transmisor del virus.

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El período de incubación del virus en el mosquito dependerá de la temperatura en donde se mueve: en promedio son entre 9 y 15 días, aunque puede ser de cinco y diez si son temperaturas cálidas. Un mosquito infectado puede transmitir el virus durante toda la vida, que es de unos 30 días en promedio.
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Pica a otras personas

El mosquito pica cuando necesita una dosis de sangre para poner los huevos, ya que la utiliza para su maduración. Aunque pueden picar a cualquier hora, es más frecuente en las primeras horas de la mañana y en las últimas de la tarde.

Area de acción

El Aedes aegypti es un mosquito hogareño que no vuela grandes distancias y limita su recorrido a unas pocas cuadras, lo que genera focos de contagio localizados.

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Se reproduce

El Aedes aegypti pone en promedio entre 60 y 80 huevos, aunque la cantidad que pone en toda su vida dependerá de cuánto viva, de la temperatura ambiente y del acceso a una fuente de sangre.

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Nace un nuevo mosquito

Los huevos pueden sobrevivir en los meses fríos y eclosionar en las temperaturas cálidas. Aunque pueden contener el virus se desconoce cómo esto impacta en la transmisión de dengue.

FUENTES Organización Mundial de la Salud Ministerio de Salud de la Nación Boletín Epidemiológico Nacional ESPECIALISTAS CONSULTADAS Leda Guzzi. M.N. 108630. Médica infectóloga de Clínica Olivos Swiss Medical Group y Hospital Santa Rosa en Vicente López. Sylvia Fischer. Dra. en Ciencias Biológicas, Investigadora Principal del Conicet y Directora del Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM) de la Universidad de Buenos Aires. María Esther Bar. Doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional del Nordeste.

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