El príncipe Harry llegó a Londres pero el rey Carlos III está «demasiado ocupado» para verlo

La guerra psicológica de los Windsor y el príncipe Harry tuvo un capítulo doloroso este miércoles en Londres. El rey Carlos III se negó a ver a su hijo menor, el duque de Sussex, con el argumento de que su agenda estaba “demasiado ocupada” y “con otras prioridades”.

Tenía una cita con el primer ministro y un Garden Party en el palacio de Buckingham junto a la reina Camilla. Nueve kilómetros separaban al padre del hijo y no se van a ver ni hablar, cuando el rey está con tratamiento de cáncer y Harry viajó especialmente desde California. Un “caso testigo” para un psiquiatra.

Harry, su hijo menor y rebelde, había llegado el martes a Londres para asistir a las celebraciones de los 10 años de Invictus Games, la ONG que creó para los mutilados y heridos de guerra tras su regreso de Helmand, en Afganistán, donde fue piloto de combate. Fue antes de partir a su autoexilio en Canadá y California, que abrió la crisis crisis conocida con Megxit. Llegó sin Meghan y sin sus dos hijos.

El proyecto de Harry era ver a su papá enfermo, tras asistir a la ceremonia de Invictus en la Catedral de St Paul en la tarde del miércoles.

Su portavoz dijo: "En respuesta a las numerosas consultas y continuas especulaciones sobre si el duque se reunirá o no con su padre mientras esté en el Reino Unido esta semana, lamentablemente no será posible debido al programa completo de Su Majestad".

El príncipe Harry llega este miércoles a la catedral de St. Paul, en Londres. Foto: REUTERS  El príncipe Harry llega este miércoles a la catedral de St. Paul, en Londres. Foto: REUTERS

"El duque, por supuesto, comprende el diario de compromisos de su padre y otras prioridades y espera verlo pronto", finalizó.

Los asesores reales se han negado repetidamente a comentar sobre cualquier cosa que tenga que ver con el duque y la duquesa de Sussex, por temor a desencadenar otra guerra de palabras al otro lado del Atlántico.

Sin embargo, apenas unas horas después de la declaración de Harry, los funcionarios del palacio anunciaron alegremente un nuevo compromiso conjunto para Carlos y su hijo mayor William. Su padre cedía el patronazgo a William del regimiento de helicópteros de Harry.

Es uno entre docenas de compromisos oficiales que se están planeando para el monarca de 75 años en los próximos meses. Fue después de que sus médicos le dieron el visto bueno para realizar más trabajos públicos una vez más, mientras continúa su tratamiento contra el cáncer. Carlos se frustra sin hacer nada. Detesta el tratamiento médico.

El desaire de la familia real

Aunque Harry invitó a toda la familia real a la catedral de St Paul para celebrar los 10 años de Invictus, ninguno de sus miembros “trabajadores” Royals decidió asistir a la ceremonia oficialmente.

Buscan deslegitimar a Harry, a sus acciones, vaciar de contenido a su ONG, ridiculizarlo, convertirlo en una Celebrity clase C de Hollywood, estigmatizarlo, ignorarlo hasta reencarnarlo en el nuevo duque de Windsor familiar.

Un drama y una obsesión de esta familia real. Fue cuando el rey Edward abdicó para casarse con una norteamericana divorciada y forzó a su hermano, el tartamudo rey George a asumir a un trono que no quería.

Los reyes británicos Carlos III y Camilla, este miércoles, en una fiesta en el Palacio de Buckingham, en Londres. Foto: AFP Los reyes británicos Carlos III y Camilla, este miércoles, en una fiesta en el Palacio de Buckingham, en Londres. Foto: AFP

Partió al exilio, como Harry. Nunca pudo regresar a ninguna función y murió en París. Para los Windsor es una obsesión histórica, que se repite. Un síndrome que hoy aplican al segundo hijo del rey Carlos III y quinto en la línea de sucesión.

Presiones

El duque de Sussex tenía previsto dar un discurso en la imponente catedral de San Pablo para celebrar el décimo aniversario de los Juegos Invictus, después de que su padre lo 'desairara', tras su llegada al Reino Unido. Lo acompaña el actor Daniel Day Lewis, en la lectura de unas palabras.

No era esa la idea inicial. El rey quería ver a Harry. Pero la presión de Camilla, la reina y los cortesanos, que insistieron que “no es el momento”. Pero la figura decisiva fue William, hermano de Harry y futuro rey, con quien el duque de Sussex tiene la grieta más famosa del mundo. El consiguió que su padre le otorgara el rol de comandante del regimiento donde su hermano había sido militar, el mismo día que Harry celebraba los 10 años de Invictus.

Ninguno de ellos le perdonan publicar sus dolores en su biografía "Spare" ("Repuesto") ni decir que hay Royals racistas porque estaban preocupados por el color de piel de su futuro hijo mestizo. Finalmente se identificó a los que lo dijeron: su padre, el rey, y su cuñada, Kate, la princesa de Gales y hoy enferma de cáncer.

Harry no se olvida que en la cumbre de Sandringham, liderados por William, con su abuela, la reina, enferma, y junto a su padre, le quitaron, uno a uno, lo que él había hecho en su vida de Royal: sus condecoraciones, el uniforme militar cuando es veterano de Afganistán, sus patronazgos más queridos y su posibilidad de ser un "part- time” royal, que no dependía del dinero de la corona ni de los contribuyentes. También perdió su seguridad, que todos los miembros de la familia real conservan. Un castigo ejemplar, para que nadie lo repita.

Crueldad

Aunque los tabloides se encargan de decir que el 80 por ciento de los británicos creen que “William y Harry jamás se reconciliarán”, el gesto del rey no cayó bien en la toda la opinión pública británica.

Con un padre con cáncer y un hijo queriendo verlo, el gesto del palacio de Buckingham de impedir el encuentro les pareció “un acto de crueldad”. Un nuevo capítulo del “Never complain, Never explain” (Nunca quejarse, nunca explicar) que es el mantra de la familia real británica. Pero eso corresponde a los años victorianos, no al siglo XXI.

Ahora hay psicólogos que interpretan el diferendo entre los hermanos, el fraticidio, como los que existen entre tantas familias y lo analizan. William ha elegido no mostrar sus emociones, ignorar y disminuir a su hermano, el silencio y las filtraciones insidiosas a la prensa. Harry, más parecido a Diana, su mamá, prefirió la terapia para curarse de tantos dolores ignorados durante 20 años, la emoción para que todo le duela menos, la comunicación y la espontaneidad, el amor a Meghan, su esposa y razón de las diferencias, y sus adorables chicos, Archie y Libet, que los Royals no conocen prácticamente.

En la estoica Gran Bretaña, la guerra psicológica la va ganando William. En el mundo, las simpatías están a favor de Harry.

Respuestas evasivas

El príncipe Harry, elegantemente vestido, sonrió mientras saludaba y saludaba a los espectadores cuando lo detectaron las cámaras en Invictius. Caminando con una carpeta negra bajo el brazo, se rió nerviosamente cuando le preguntaron si estaba feliz de estar en casa. Él esquivó la pregunta y respondió: "Encantado de verte".

Mientras Harry estaba a solo tres millas (o 25 minutos en auto) en un compromiso en el este de Londres, Carlos se reunió con el primer ministro de la República de Fiji en el Palacio de Buckingham, antes de retirarse a Clarence House.

En la catedral Harry no fue abucheado sino aplaudido por el público que lo esperaba en las escalinatas. Junto a él estaban los Spencer, los hermanos de su mamá, la princesa Diana.

Nadie sabe hasta cuando su padre podrá seguir utilizando “obligaciones reales y otras prioridades” para ignorar a su hijo Harry y el éxito de Invictus, que no son otros los que resultaron heridos o mutilados combatiendo por el rey y el reino. Los tabloides apoyarán al rey. Pero la televisión y los diarios tradicionales británicos están perdiendo la paciencia frente a las excusas.

CB

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