Argentina campeón por Messi, los penales del Dibu y la reivindicación de Di María: cómo fue la Copa América que cortó 28 años sin títulos
Argentina campeón por Messi, los penales del Dibu y la reivindicación de Di María: cómo fue la Copa América que cortó 28 años sin títulos
Fue el título que finalmente unió a los argentinos en su amor y su enorme respeto por Lionel Scaloni, Lionel Messi y Angel Di María. La Copa América 2021 fue ganada por la Argentina en uno de los templos más importantes del fútbol mundial: el Maracaná y nada menos que ante el local, Brasil, con un golazo del 'Fideo'.
En el libro Pasión argentina. Una historia de la selección nacional, escrito por Luciano Werkicke se revive aquella epopeya, con los penales atajados por Emiliano Dibu Martínez, el aislamiento preventivo por el Covid-19 y la felicidad final, con Lio Messi, finalmente, siendo campeón con la Selección Mayor de fútbol, un festejo que se repetiría en la Finalissima ante Italia y en el Mundial de Qatar 2022, en el partido más extraordinario que diera una Copa del Mundo.
A continuación, un fragmento del libro de Wernicke, que describe minuto a minuto cómo fue la consagración de la mal llamada Scaloneta.
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"La clasificación mundialista se interrumpió en junio: la Copa América que originalmente organizarían de manera conjunta Argentina y Colombia en 2020, fue postergada un año por el coronavirus y pasó como por arte de magia a Brasil. Nada mejor para que Messi y sus compinches tuvieran su revancha en la misma tierra donde habían sido agraviados. En esta edición solo participaron los diez equipos sudamericanos—los invitados Australia y Qatar desistieron a raíz de la pandemia—, divididos en dos zonas de cinco seleccionados: los cuatro primeros pasaban a la segunda fase, un cuadro de eliminación directa a partir de los cuartos de final. Todos los encuentros se disputaron sin público (aunque con una ridícula grabación de «sonido ambiente» que intentaba maquillar inútilmente las tribunas desiertas), excepto la final, que permitió la asistencia de unos cinco mil hinchas.
"Para el nuevo certamen brasileño, Scaloni decidió una serie de incorporaciones que se volvería fundamental en este torneo, las Eliminatorias y la Copa del Mundo: el arquero Emiliano Martínez, los defensores Gonzalo Montiel, Cristian Ro- mero, Lisandro Martínez y Nahuel Molina; los mediocampos- tas Exequiel Palacios y Alejandro Gómez, y el joven delantero Julián Araña Álvarez, de 21 años. El equipo base se centró en Dibu Martínez; Montiel o Molina, Pezzella o Romero, Otamendi y Acuña; De Paul, Rodríguez o Paredes y Lo Celso; Messi, el Toro Martínez y Di María o Nico González, distribuidos en un 4-3-3alestilo«clásico»quepodíamutaraun4-2-4oaun3-4-3 con las subidas de Acuña y Molina. La campaña se inició en el coliseo carioca Nilton Santos, hogar del club Botafogo, con un empate ante Chile, 1-1, que tuvo sabor a poco por el amplio dominio ejercido por la selección albiceleste. Messi abrió el marcador con un tiro libre magistral que se clavó en el ángulo derecho del portero Claudio Bravo. La escuadra trasandina igualó con rebote capitalizado por Eduardo Vargas luego de que Dibu Martínez le atajara un penal a Vidal.
"A partir del segundo duelo, frente a Uruguay, Argentina demostró una notable solidez que le permitió despachar al equipo oriental (1-0, gol del ex volante de River Guido Rodríguez), a Paraguay (1-0, obra de Papu Gómez) y a Bolivia (4-1, dos de Messi, uno de Gómez y otro del Toro Martínez). En los cuartos de final, la aplanadora pasó sobre Ecuador: en el estadio Pedro Ludovico de Goiânia, De Paul, Lautaro Martínez y Messi cristalizaron en la red el cuantioso predominio argentino.
"La semifinal, en Brasilia, convirtió en héroe, por primera vez, a Dibu Martínez. Luego de que el partido con Colombia finalizara empatado 1-1 —aunque el equipo de Scaloni tuvo varias oportunidades de quedarse con el triunfo en los noventa minutos—, Dibu se valió de su carismática personalidad para atajar tres disparos desde los once metros: el arquero del club inglés Aston Villa ensayó desconcertantes movimientos sobre la línea de cal, a los que condimentó con frases intimidantes como «Mirá que te como, hermano». Así, desactivó los remates de Dávinson Sánchez, Yerry Mina y Edwin Cardona, y permitió la clasificación para la final en el Maracanã, ante… ¡Brasil! En la Cidade Maravilhosa, la delegación albiceleste se hospedó en el hotel Windsor de Barra da Tijuca. Los organizadores del torneo le habían ofrecido a la AFA el Sheraton, pero los jugadores lo rechazaron: allí se había alojado la Selección antes de la final del Mundial de 2014. La noche previa al gran match, Messi, Di María, Paredes, Otamendi y el Kun Agüero se reunieron en la habitación de De Paul y Papu Gómez para jugar al truco con la baraja española. Pero, en lugar de las habituales partidas, los anfitriones sugirieron a sus compañeros participar de una insólita propuesta: elegir una carta, que debía salir entre las diez primeras que se dieran vuelta del mazo de cuarenta. Si todos acertaban, lo tomarían como un vaticinio positivo para el encuentro ante Brasil, y si al día siguiente la Selección en efecto se consagraba campeona, cada uno debía tatuarse el naipe escogido. En el documental Sean Eternos: campeones de América, Papu Gómez contó que optó por el as de bastos, que salió en el décimo lugar. «Quilombo, gritos, abrazos. ¡Mañana ganamos!», aullaron los muchachos. El seis de bastos de Di María apareció de primera. «¡Parecía un gol,era una locura!», recordó el Fideo. También surgió casi de inmediato el siete de espadas de Otamendi. Más estrujones, más alaridos, más frenesí. Messi prefirió el cinco de copas.
"¿Por qué? Ya había perdido cuatro finales (cuatro copas) con la Selección. La quinta sería «la vencida», certificó. Pasó un naipe, dos, tres… ocho, nueve…¡y salió en la última chance!
«Listo, no podemos perder», meditó Papu en medio del jolgorio generalizado.
"Otra divertida cábala que nació en esta Copa América está relacionada con un muñeco que representaba al personaje de películas de terror conocido como Chucky. Chiqui Tapia contó que la incorporación del juguete ocurrió por deseo de uno de los utileros, Juan Cruz Souto. Una mañana, Tapia ingresó a la sala donde se preparan las camisetas y los pantaloncitos y, entre las distintas imágenes de la Virgen María que suelen acompañar al equipo, el dirigente encontró un Chucky al que le faltaban una pierna y medio brazo. «¿De quién esese muñeco? ¡Eso trae mala suerte!», protestó Tapia. Souto le explicó que ese Chucky era el juguete favorito de su pibe.
«Presi, vamos a estar setenta días sin ver a nuestros hijos. Usted quédese tranquilo, que nos va a traer buena suerte», garantizó el utilero. Tapia, que en ese momento se encontraba junto a Souto y otros cinco empleados, contestó: «Está bien. Si salimos campeones de América, los siete que estamos acá nos vamos a tatuar a Chucky».
"La final, en el célebre escenario de Río de Janeiro, contó con la presencia de unos dos mil hinchas albicelestes, que le dieron color y calor al clásico sudamericano. Messi, Di María, De Paul, Acuña, Lautaro Martínez y Giovani Lo Celso salieron al césped del mítico escenario con una sed de desquite del tamaño del Desierto del Sahara. «Levantarse, volver a intentarlo una y otra vez. Es el mensaje para los chicos que me siguen, a los que les gusta verme, no solo para el fútbol sino para la vida, porque eso es la vida: tropezar, levantarse y luchar por los sueños», había proclamado Messi durante un reportaje, en mayo de 2019. Inspirado por su propio pronunciamiento, el capitán Leo enfrentó una nueva final de la Selección con la cabeza fría y la espalda curtida por la mochila cargada con las piedras acumuladas por el «cuatro de copas». Ligero y flexible como un bambú, Messi dirigió la orquesta que enfrentó su destino con coraje. El duelo se definió a los 21 minutos: De Paul lanzó un pase largo y preciso que voló cincuenta metros y cayó en el pie izquierdo de Di María. El Fideo, habilitado, superó en velocidad a su marcador y definió por encima del arquero verdeamarelo Ederson Moraes. El marcador no se modificó, en parte gracias al Dibu, que realizó dos atajadas formidables. La Albiceleste —que por esos días comenzó a ser llamada Scaloneta en las redes sociales, un nombre que posiblemente surgió a partir de la Vitroleta, el equipo reserva de River dirigido por Jorge Vitrola Ghiso entre 2002 y 2006, que obtuvo varios títulos— disipó 28 años de decepciones. «La verdad es que necesitaba sacarme la espina de poder conseguir algo con la Selección. Sabía que alguna vez se iba a dar. Soy un agradecido a Dios por regalarme este momento, en Brasil, ganándole a Brasil. Él estaba guardando ese momento para mí», celebró emocionado el líder argentino con su medalla al cuello y el antiguo trofeo de plata en sus manos. Por supuesto, Leo se tatuó el cinco de copas, en su pantorrilla izquierda, como cada uno de sus compañeros sus respectivas cartas. Scaloni, también conmovido, evaluó que «cuando todos tiran para adelante es difícil que al equipo no le vaya bien. Este equipo nunca baja los brazos, nunca se da por vencido. No ganar no te transforma en un perdedor y eso es algo que se refleja en esta selección».
"La conquista continental ratificó a Scaloni como técnico de la Selección para afrontar la segunda parte de las Eliminatorias rumbo a Qatar.
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