Se terminó una obra clave para el sistema energético argentino


TRATAYÉN.- Una de las llaves maestras para potenciar el gigante que representa Vaca Muerta y que permitirá cuidar los dólares argentinos se hizo esperar casi un año más de lo previsto. Ahora, la obra está casi por terminar.

La empresa Sacde, brazo constructor de Pampa Energía, el holding liderado por Marcelo Mindlin, anunció la finalización de la construcción de la primera planta compresora, que permitirá inyectar más gas en el gasoducto Néstor Kirchner.

Actualmente, el caño tiene capacidad para transportar unos 11 millones de metros cúbicos por día. Esta planta compresora, valuada según cifras oficiales en al menos US$121,5 millones, se ubica en Tratayén, Neuquén, y elevará el caudal transportable a 16 millones de metros cúbicos, lo que equivale a un aumento del 45%.

Esa mejora se consigue tras comprimir el gas, que equivale a “achicar su tamaño” para que en el mismo gasoducto que lo transporta entre mayor cantidad. Tal como confirmó el CEO de Sacde, Damián Mindlin, dicho incremento representa para el país “un ahorro de hasta US$350 millones por año en sustitución de combustibles líquidos e importación de gas”.

Además, ese gas transportado desde Vaca Muerta a través del ducto Néstor Kirchner, tal como describen expertos del sector energético, es “más rico” que el que llega desde otros puntos del país y, en consecuencia, “rinde más”. Para ponerlo en números, el de Vaca Muerta tiene entre 11.000 y 12.000 calorías, contra 9.400 que tiene el que llega a la planta de Cerri, proveniente de otros ductos.

El fin de los trabajos de la construcción, que llegó a emplear a 700 personas, es un hito importante, pero todavía restan tareas. Para que la planta compresora comience a funcionar es necesario que Enarsa termine de poner en operación el turbocompresor de la empresa norteamericana Solar. En el Gobierno aseguran que eso ocurrirá el 9 de julio y que a partir de esa fecha la obra “encenderá turbinas”.

Un detalle: su plazo original de “apto para funcionamiento” data del 29 de julio de 2023, el invierno pasado. Ese no es un dato menor, dado que la demanda de gas posee un fuerte componente de estacionalidad que provoca un mayor consumo durante el período invernal, comprendido entre mayo y agosto inclusive.

El almanaque no miente. El anuncio representa una buena noticia, pero también refleja una historia de incumplimientos que tiene al Estado como protagonista. Esta planta compresora, junto a otra ubicada en Salliqueló, cuya construcción está a cargo de la empresa Esuco, debían estar terminadas el año pasado.

Con ellas dos en funcionamiento, el gasoducto Néstor Kirchner podría duplicar su capacidad de transporte y elevarla a 21 millones de metros cúbicos por día. Es decir, el retraso en estas obras también generó una importante pérdida de oportunidades que hubiera permitido evitar el gasto de cientos de millones de dólares en importación. De hecho, según las estimaciones privadas, el funcionamiento de ambas plantas facilitarían un ahorro de US$700 millones por año.

Las demoras en la planta compresora de Tratayén

En septiembre de 2022, Enarsa publicó el pliego de licitación para la construcción de las plantas compresoras de gas en Tratayén y Salliqueló. Casi dos meses después, en noviembre, estaba estipulado que comenzara el trabajo en Tratayén.

La historia resumida cuenta que los permisos de importación implementados durante la gestión de Sergio Massa al frente del Ministerio de Economía, las SIRA, la dificultad para obtener dólares y demoras en la firma del contrato, así como también la obtención del terreno donde se emplaza la obra, ocasionaron un retraso cercano a un año. Según un informe oficial de Enarsa, la demoraron 318 días.

La “Administración Nacional” fue la responsable del factor que significó el peor obstáculo, tal como señaló el reporte oficial. Los problemas en emisión y aprobación de SIRA por parte de la gestión anterior y en el acceso al Mercado Único Libre de Cambios (MULC) imposibilitaron “la importación en tiempo y forma de materiales y equipos, indispensables para la conclusión y habilitación de la Planta Compresora”. En total, resolver ese problema demandó 140 días.

Una fuente del sector energético indicó que esos problemas se debieron a una presunta falta de “eficiencia administrativa” del Banco Central.

En ese sentido, el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, especificó que la gestión anterior habría negado pagar US$40 millones para cubrir deudas y hacer frente a importaciones tales como caños, motogeneradores, un aeroenfriador, cables de potencia, tableros de distribución, sistema de venteo y filtros separadores, entre otros insumos.

Las demoras en la formalización del contrato y la entrega del terreno donde se emplaza la planta retardaron la obra 82 días. De ellos, 21 días correspondieron a la firma tardía del contrato. Los otros 61 días de retraso en este aspecto se debieron a demoras en la entrega del terreno, vinculadas a dilaciones en la tasación del mismo, dado que el Estado paga un precio de compra mucho menor que el que podría abonar cualquier privado.

A su vez, otros 96 días de atraso fueron provocados por trabajos de ingeniería que la empresa estatal energética agregó.

Además, al mes de diciembre de 2023 había una deuda con la contratista equivalente a US$2,5 millones y otros US$10 millones que estaban pendientes de actualización por la escalada inflacionaria entre fin del año pasado y el primer trimestre de 2024.

De esta manera, la planta compresora de Tratayén, que fue lanzada por la gestión anterior, llegó al mes de diciembre del año pasado con un avance físico de “alrededor del 60%” y el 49% del costo total de la obra pagado, según el informe oficial. Un certificado de obra correspondiente a enero de este año, al que tuvo acceso LA NACION, muestra que para ese mes la obra registraba un avance del 66,76%.

En febrero de este año, la dinámica del proyecto adquirió un nuevo impulso. La administración libertaria y la contratista Sacde firmaron una adenda que redeterminó deudas pendientes del 2023 por dólares que la empresa había pagado de su bolsillo para adquirir importaciones necesarias, entre ellas el aeroenfriador. Además, en esa adenda, se redefinió la fecha de apto para funcionamiento: 22 de mayo.

En paralelo, recién hace dos semanas el Gobierno regularizó todos sus pagos pendientes a la contratista y terminó de “estar al día”.

Cómo funciona

Vaca Muerta es un terreno desierto repleto de recursos multimillonarios. Uno de sus trabajadores, mientras explicaba el funcionamiento de la infraestructura allí presente, mencionaba asombrado el contraste entre una foto suya de hace años en un terreno que era pura piedra y la imagen actual de caños, máquinas, torres, y camiones y helicópteros que van y vienen.

El gas de esta región lo extraen productores tales como Pampa Energía, Tecpetrol, Pluspetrol, YPF, entre otros. En este caso, Transportadora de Gas del Sur (TGS), que forma parte del grupo Pampa, se encarga del acondicionamiento del gas para luego inyectarlo en cañerías que conectan con la planta compresora. Cuanto más gas agregue a los ductos, mayores serán sus ingresos, que equivalen a 0,02 dólares por millón de BTU.

La planta compresora posee filtros que purifican el gas, reguladoras que controlan su temperatura y un turbocompresor que es el que “realiza la magia” y “achica el gas” para que en el Gasoducto Néstor Kirchner, entre más. En este caso, la planta compresora se encuentra en el corazón de Vaca Muerta, donde nace el ducto inaugurado el año pasado.

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