Tensión entre China y Taiwán


En un peligroso agravamiento de las tensiones en el sudeste asiático, China continúa realizando amenazantes ejercicios militares alrededor de la isla de Taiwán como un castigo por los actos separatistas en este territorio autónomo tras la reciente investidura del nuevo presidente taiwanés, Lai Ching-te, considerado por las autoridades comunistas como un peligroso separatista.

China, que reivindica su soberanía sobre esta isla con gobierno propio desde 1949 y que nunca ha descartado el uso de la fuerza para tomar su control, consideró el discurso de Lai Ching-te como una confesión de independencia .

Las maniobras militares y los ejercicios navales chinos buscan salvaguardar la soberanía y la integridad territorial y advertir a las fuerzas externas de su injerencia y provocaciones, en referencia a Estados Unidos, a cuyo gobierno llamó a no interferir.

Los ejercicios militares podrían enseñar al Ejército Popular de Liberación valiosas lecciones sobre cómo imponer una posible cuarentena o bloqueo alrededor de Taiwán. Muchos expertos creen que, si el gobierno chino intenta obligara a Taiwán a aceptar la unificación, podría intentar utilizar un anillo de fuerzas militares para restringir el acceso aéreo y marítimo a la isla.

El Departamento de Estado de EE.UU. instó al régimen de China a actuar con moderación en sus maniobras militares respecto de Taiwán, evitando provocaciones que pudieran erosionar sus relaciones con la isla. La declaración llegó el mismo día en el que Taipéi detectó un total de 62 aviones de guerra y 27 buques chinos realizando maniobras militares intimidatorias.

Taiwán produce casi el 60% de los semiconductores del planeta y es un enclave estratégico para controlar el tráfico marítimo del Pacífico occidental. La revista The Economist, en abril de 2021, calificó a Taiwán como el lugar más peligroso del mundo. Si el territorio proclama su independencia, los analistas apuntan a un ataque chino que podría desencadenar un cataclismo mundial.

El mundo entero tiene interés en mantener la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán. La seguridad de las rutas marítimas comerciales y de las cadenas de suministro mundiales depende de ello. Lo mismo ocurre con la libertad de navegación en todo el mundo.

China continental nunca ha abandonado sus ambiciones sobre Taiwán y ha reemplazando su compromiso con una resolución pacífica por una postura cada vez más agresiva. Por su parte, Taiwán ha dejado claro al mundo entero que la democracia no es negociable y que no cederá ante la presión de Pekín. Este conflicto que ya lleva varias décadas es, en realidad, una cuestión de dos sistemas políticos incompatibles y de los designios coloniales de un régimen autoritario sobre un territorio sobre el que nunca ha tenido autoridad.

LA NACION

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