Máximo Kirchner, un nepo-baby en busca de la meritocracia perdida
Este lunes, Máximo Kirchner, el hijo de Cristina Kirchner en su rol de presidente del PJ bonaerense, sorprendió a propios y ajenos con una novedad política: el “nepo-baby” del kirchnerismo apuesta ahora a la fórmula Milei, es decir, la búsqueda frenética de la legitimidad del voto justo cuando el capital político del apellido Kirchner ya no alcanza para sostener el privilegio del hacer política como resultado de una herencia. La convocatoria a elecciones partidarias para el 17 de noviembre en el principal distrito electoral del país es la prueba más clara de la acentuación de una debilidad de los dos Kirchner, de Cristina y su hijo Máximo. Es un cambio de época para la vida política del pero-kirchnerismo, un proceso que se cocinó a fuego lento de la desconexión con el votante y al compás de las derrotas históricas que el peronismo viene sufriendo desde 2021, sobre todo, aunque el proceso arrancó en 2015. Este 2024, llegó la hora de acusar recibo. Más que la voluntad de poder, la convocatoria a elecciones es fruto de las presiones de una interna que el apellido Kirchner ya no puede contener.
El principal dato es que el dedo de la expresidenta y la marca identitaria por excelencia, el apellido de la dupla Néstor y Cristina, da cada vez más muestras de agotamiento. La interna bonaerense dentro del PJ, que enfrenta a Axel Kicillof por un lado y al intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, por el otro, contra el hijo de la dos veces presidenta exponen el gradual vaciamiento del poder disciplinador del apellido Kirchner y también, del dedo de Cristina Kirchner. El príncipe, y la reina, cada vez más al desnudo en su pérdida de influencia política.
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