Francisco pidió a Putin y Zelenski que busquen la paz
El Papa Francisco suplicó al presidente ruso, Vladimir Putin, que cese la violencia en Ucrania y animó a Volodomir Zelenski, a estar abierto a la paz.
El Papa Francisco suplicó este domingo al presidente de Rusia, Vladimir Putin, que cese la espiral de violencia en Ucrania y animó al jefe de Estado ucraniano, Volodomir Zelenski, a estar abierto a serias propuestas de paz.
Durante la plegaria del Ángelus, en la plaza de San Pedro, el Francisco se dirigió al presidente de la Federación de Rusia, para suplicarle que cese, también por amor a su pueblo, la espiral de violencia y de muerte.
El Santo Padre deploró, además ,el riesgo de que Rusia, como ha advertido, use armas nucleares para defender los territorios de Ucrania que se anexó.
«Mi llamado se dirige sobre todo al presidente de la Federación Rusa, suplicándole detener, también por amor a su pueblo, esta espiral de violencia y de muerte,» dijo Francisco, dirigiéndose por primera vez en público a Putin, pero sin citar su nombre.
El pontífice sustituyó la catequesis del Ángelus con esta reflexión en la que llamó al mundo a recurrir a instrumentos diplomáticos para frenar este grave, devastador y amenazador conflicto.
Zelenski fue instado a estar abierto a propuestas de paz
Asimismo, Jorge Bergoglio animó al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, a estar abierto a serias propuestas de paz.
Asomado desde la ventana del Palacio Apostólico, Francisco confesó el profundo dolor que le causan los ríos de sangre y lágrimas versados estos meses, las miles de víctimas, en particular de niños y las tantas destrucciones que han dejado sin casa a muchas personas y familias y amenazan con el frío y el hambre a vastos territorios.
«¿Y qué decir del hecho que la humanidad se encuentre nuevamente delante de la amenaza atómica» Es absurdo. ¿Qué más debe suceder» ¿Cuánta sangre debe aún correr para que comprendamos que la guerra no es nunca la solución, sino solo destrucción», cuestionó.
El Papa exigió que se llegue inmediatamente a un alto el fuego, que que callen las armas y se busquen las condiciones para empezar negociaciones capaces de llevar a soluciones no impuestas con la fuerza, sino concordadas, justas y estables.
Estas, indicó, deberán ser fundadas en el respeto del sacrosanto valor de la vida humana, de la soberanía y la integridad territorial de todo país, así como en los derechos de las minorías y sus legítimas preocupaciones.
Estas acciones, a su parecer, aumentan el riesgo de una escalada nuclear hasta hacer temer consecuencias incontrolables y catastróficas a nivel mundial.