El boom del litio, bajo riesgo por la falta de infraestructura crítica

El boom del litio, bajo riesgo por la falta de infraestructura crítica

En sólo seis años la Argentina podrá abastecer el 17% de la demanda mundial de litio y reforzar así el ingreso de divisas al país. Pero ese auspicioso fenómeno puede abortar si no se cuadruplica el abastecimiento eléctrico a provincias del Noroeste y no hay una inversión importante en mejora y mantenimiento de la red vial y ferroviaria, según advierte un trabajo del Banco Mundial.

El informe fue realizado para la Cámara de Empresas Mineras (CAEM), cuyas socias conocen el déficit de infraestructura que puede poner en riesgo millonarios emprendimientos: logística costosa, con caminos escasos y no pavimentados. También saben que el momento de concretarlos es ahora.

La Argentina tiene que aprovechar la actual ventana de oportunidad que se generó porque el mundo demanda litio –también cobre—para la fabricación de baterías para coches eléctricos y otros productos para almacenar o transmitir energía de fuente renovable. Eso tiene que ocurrir antes que surjan tecnologías nuevas o competidores de envergadura.

“Hay proyectos en Brasil y en Africa que serán una gran competencia. Por eso la Argentina tiene que producir cuanto antes y consolidarse en el mercado más rápido que otros jugadores”, sentenció a Clarín Ignacio Celorrio, vicepresidente ejecutivo de Lithium Argentina.

En alguna medida, con el litio se configuró un escenario similar al de Vaca Muerta. En este yacimiento sobran recursos pero faltan caños para sacar el gas y el petróleo antes que la energía verde desplace a los hidrocarburos y otros proveedores copen los mercados posibles. Según proyecciones de la secretaría de Minería de la Nación, todo el sector minero podría exportar por más de US$24.000 millones en 2030 y la mitad de ello correspondería al litio. La condición es que, a los tres proyectos en producción, se sumen otros seis en etapa previa.

La secretaria de Minería, Flavia Royón, acaba de viajar a Europa junto a los gobernadores de Salta (Gustavo Sáenz), Jujuy (Carlos Sadir), Catamarca (Raúl Jalil), y San Juan (Marcelo Orrego), para tentar a potenciales inversores, no sólo en litio sino también en cobre, el gran tesoro minero local asociado a la transición energética.

Salta y Jujuy son los enclaves locales del “triángulo del litio” que la Argentina integra junto a Chile y Bolivia y que, en conjunto, congregan el 60% de los recursos mundiales. Según el trabajo del Banco Mundial para CAEM, para 2030 el mundo demandará tres veces más del volumen disponible hasta el momento de carbonato de litio, una de las formas del mineral que la Argentina produce desde salares, con menor nivel de impurezas que otros y menor costo de procesamiento.

“Se espera una expansión sin precedentes en la industria del litio para los próximos años, ligada a la descarbonización”: para electrificar el transporte y almacenar energía verde, asegura el trabajo bancomundialista. Y en ese escenario de auge, las exportaciones argentinas de este mineral podrían crecer “cinco veces en los próximos seis años”.

El país tiene el 22% de los recursos mundiales, pero su producción hoy cubre entre el 6 y 8% de la demanda, según destaca el organismo multilateral. Hay mucho por hacer.

“Argentina no está ni cerca de su potencialidad”, sentencia Celorrio. Pero, como bien sabe el ejecutivo, para que esta industria florezca –al igual que la del cobre—, además de acceso a divisas y otras condiciones macroeconómicas, hay que resolver cómo llevar insumos a los yacimientos y cómo sacar la producción a los puertos.

El desafío no es menor ya que, como señala el BM, los costos logísticos en las provincias del norte son “50% mayores que los de otra región”. Hay menos densidad de rutas y muchas son de ripio. Y el Ferrocarril Belgrano tiene una participación marginal, con varios tramos fuera de servicio.

De acuerdo al trabajo, para 2031 el volumen de insumos y producción del litio habrá crecido 10 veces en relación a la actual, lo que exige una adaptación de la red vial y ferroviaria, a riesgo de impedir la bonanza.

También son imprescindibles la cal, carbonato sódico, ácido clorhídrico, cloruro de bario y calcio, que llegan desde otras provincias o se tienen que importar desde Europa o Asia.

Sólo para absorver el impacto de un mayor tránsito, se necesitan el equivalente a US$61 millones por año en seguridad vial. A esto se le suman los fondos requeridos de Nación y provincias para el mantenimiento básico de las rutas que corresponden a cada jurisdicción, sin contar en la ampliación de estas redes o un desarrollo más dinámico del ferrocarril.

Similar desafío se presenta en el área energética. En apenas cinco años la electricidad consumida por el conjunto de yacimientos del Noroeste pasará de 400.000 megawatt hora a 1.600.000 m/h.

No está claro si esta necesidad puede ser cubierta con líneas que partan del sistema interconectado o si habrá un desarrollo importante de parques solares, aprovechando las ventajas de la irradiación en el Norte.

Hoy las propias empresas están cubriendo por sí mismas una parte de esas necesidades energéticas. Exar –minera radicada en Jujuy– construyó 56 kilómetros de gasoducto para tomar producto de la red troncal y le compra electricidad al parque solar Caucharí- Olaroz, instalado por la estatal Jemse, de la que es socia.

Sin embargo, esta es una alternativa válida sólo para los grandes proyectos, lo que desnuda la necesidad de que tanto la caja central como la de las gobernaciones norteñas aporten recursos para nuevos tendidos.

El sector minero es uno de los apañados por las políticas públicas de los últimos años y el gobierno de Javier Milei promete sostener esta línea.

A través del desguazado y ahora caído Proyecto de Ley para las Bases y Puntos de Partidas para la Libertad de los Argentinos, denominada Ley Omnibus, el Gobierno buscó afanosamente cubrir el déficit fiscal aplicando retenciones de 15% a actividades no grabadas o subiendo de 30 a 33% las aplicadas sobre el complejo sojero. Pero mantuvo en 4,5% el derecho a exportación sobre el carbonato de litio.

El pase de Flavia Royón de la secretaría de Energía de Sergio Massa a Minería, bajo la administración de La Libertad Avanza, consolida el pretendido buen vínculo con las mineras. La funcionaria conoce el rubro y es una interlocutora aceptada por las empresas del sector, tan preocupadas en esta gestión como en la anterior por el acceso a divisas y el temor a que capturen su renta con un nuevo impuesto.

Otro factor sensible es el precio del litio, que derrapó de casi US$80 la tonelada a 16 actuales en un año porque China, el principal consumidor del mundo, frenó su demanda.

Según confió el alto ejecutivo de un grupo económico con inversiones en el área, los proyectos argentinos fueron diseñados con valor de alrededor de 20 dólares la tonelada a mediano plazo, por lo que quien invirtió no retirará su apuesta por el actual bajón de precios. El mercado mundial del litio es aún chico, volátil y poco transparente. Pero una tentadora oportunidad para que Argentina se consagre como protagonista, si soporta los altibajos y garantiza la infraestructura habilite el milagro.

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