La serie de Coppola que se estrena mañana es la más divertida de los últimos tiempos
La serie de Coppola que se estrena mañana es la más divertida de los últimos tiempos
Mañana se estrena en Star + la serie argentina Coppola, el representante, que vendría a ser la respuesta del propio Guillote a cómo lo mostraron en la serie de Maradona, encarnado por Leonardo Sbaraglia. Y se trata de una respuesta, dirigida y escrita por Ariel Winograd que dista de ser la tradicional biografía autorizada, solemne y respetuosa, para convertirse en un compendio de situaciones graciosas en las que la picardía nacional está en primer plano, en la que aparecen todos los personajes públicos de su época de auge (los '90), excepto el mismísimo Diego Maradona, con escenas filmadas en Nápoles y muchas referencias a situaciones legendarias de su historia como mánager.
Winograd como showrunner tomó riesgos acertadísimos, no sólo en la reconstrucción de época y en la caracterización de personalidades tan conocidas por los argentinos, sino en jugar con la imagen, por momentos achicarla como era el formato de TV décadas atrás, en la iluminación de los ambientes y al insertar grabaciones reales, videograph, animaciones, demostrando un trabajo artesanal en la factura que es para aplaudir de pie.
Al comienzo la historia lo encuentra a Guillermo Coppola viviendo en Nápoles, desde donde dirige los negocios del 10, que son los propios, entabla amistad con una abuelita a la que protege y con su habilidad logra cosas impensadas. Aquí toda la secuencia de la Ferrari negra del Diego es para aplaudir de pie. La serie está llena de situaciones risueñas, algunas que arrancan carcajadas. Y en el medio de todo eso está dando cátedra de composición Juan Minujín, gran actor de por sí que aquí pasa por todos los niveles emotivos tal como haría Guillermo en esos tiempos (y quizás aún hoy).
La serie, desde la factura, lo que cuenta y cómo lo hace, así como la aparición de Yuyito González, Poli Armentano, Susana Giménez, Enzo Ferrari, Karina Rabollini, Daniel Scioli y muchos más recordados de su entorno, los presenta de una forma que por momentos son una caricatura, producto de mirar el pasado con ojos de comedia satírica.
Sin dudas, esta serie no tiene desperdicio, es para mirar y comentar, reírse después y recordar, para los que vivieron algo de todo eso como meros espectadores, qué se sabía de todo lo que vivió Guillote en esos tiempos. Uno de los mejores estrenos nacionales del año.
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