el último británico que se bañó de gloria sobre el césped del All England


La historia de Andy Murray en el césped del All England Club, donde ganó dos títulos de Wimbledon (2013 y 2016) y la medalla de oro olímpica, vive sus últimas horas. El ex número uno del mundo, obligado a retirarse del cuadro de singles por una lesión de espalda, perdió en la primera ronda del dobles junto a su hermano Jamie por 7-6 y 6-4 ante los australianos John Peers y Rinky Hijikata. Ahora le queda una última bala, el dobles mixto en pareja con Emma Raducanu: enfrentarán este viernes a las 7 de la mañana (horario argentino) al salvadoreño Marcelo Arévalo y a la china Shuai Zhang.

En febrero, tras perder por 6-2 y 6-4 frente al francés Ugo Humbert y quedar eliminado tempranamente del ATP 500 de Dubai, el escocés anunció que «seguramente no juegue más después del verano (europeo)». Ante los problemas físicos que lo persiguen hace un tiempo, hizo público su deseo de participar de la cita olímpica de París 2024 y deslizó la posibilidad de retirarse allí. Es que es uno de los torneos más importantes de su carrera, ya que, además del título en Londres 2012, también se quedó con el oro en la edición de Río de Janeiro 2016 tras derrotar a Juan Martín Del Potro en la final.

Por eso, al saber que esta sería su última participación en Wimbledon, donde en 2013 se convirtió en el primer campeón británico desde Fred Perry en 1936, los organizadores del torneo le prepararon un emotivo homenaje. Primero, un video en el que diferentes personalidades del tenis le dejaron unas sentidas palabras y después, con la presencia de figuras como Novak Djokovic, John McEnroe y Martina Navaratilova, además de toda su familia, contestó preguntas de Sue Barker, histórica presentadora del Grand Slam inglés que estaba retirada y volvió para esta especial ocasión.

«Trabajamos muy duro para poder jugar una vez más en esta cancha y ser competitivos. Probablemente, no al nivel que hubiéramos querido, pero lo intentamos», dijo el ganador de 46 títulos ATP en singles, el último de ellos en Amberes, en 2019. «Quisiera seguir jugando, pero mi cuerpo no me deja», añadió sobre el final de la entrevista y quedó al borde de las lágrimas.

El calvario de Murray con las lesiones comenzó en enero del 2018, cuando fue operado de la cadera. Tras un período de rehabilitación, reapareció en el circuito a mitad de ese año para la gira de césped y jugó hasta el final de la temporada, pero sus resultados estaban lejos de ser los esperados. Finalizó aquella campaña en el puesto 240 del ranking mundial.

Y unas semanas más tarde, mientras se preparaba para debutar en el Abierto de Australia ante el español Roberto Bautista Agut, rompió en llanto en la conferencia de prensa previo al inicio del torneo en Melbourne Park y anunció que se retiraba. «Vengo sufriendo hace mucho tiempo, unos veinte meses en total. Hice todo lo posible, pero el dolor no cesa. No quiero seguir jugando de esta forma, no estoy dispuesto a seguir con tanto dolor», aseguró.

Andy Murray y una dolorosa conferencia de prensa en el Abierto de Australia en 2019. Foto: AP/Mark BakerAndy Murray y una dolorosa conferencia de prensa en el Abierto de Australia en 2019. Foto: AP/Mark Baker

Aún así, batalló durante más de cuatro horas frente a Bautista Agut, 24° del mundo, antes de terminar perdiendo en cinco sets por 6-4, 6-4, 6-7(5), 6-7(4) y 6-2. Fue su primera derrota en la primera ronda de un Major desde que cayera en 2008, también en Australia, ante el francés Jo-Wilfred Tsonga. Era el fin de una era. Pero, a contramano de aquellas emotivas declaraciones, intentó seguir jugando.

Fue sometido a una nueva operación de cadera. Esta vez le extrajeron una articulación y se la reemplazaron por un implante metálico. ¿Es posible jugar al tenis al alto nivel con un pedazo de metal adentro del cuerpo, ni más ni menos? Murray quiso probar que podía. Y, aunque quedó lejos de aquel que logró meter su nombre dentro del dominio de «Big Three», se dio el gusto de ganar su último título y jugó otras tres finales.

Ahora, nuevamente anunció su retiro. Y esta vez no parece haber vuelta atrás.

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